El Parque Natural de los Valles Occidentales está situado en el extremo noroccidental del Pirineos Aragonés, colindando al norte con Francia y al oeste con Navarra. Los Altos Valles Occidentales (Ansó, Hecho, Aragüés-Jasa, Aísa, Borau) constituyen el «Viejo Aragón», origen del primitivo condando, y después Reino, de Aragón.
Se extiende por las cabeceras de los ríos Veral, Aragón Subordán, Osia, Estarrún y Lubierre. Su relieve ha sido modelado por la acción de los glaciares y destaca por ser uno de los ecosistemas aragoneses de alta montaña más destacados, con unos ricos pastos situados bajo las altas cumbres y una variada masa forestal, fruto de la influencia de las masas de aire cargadas de humedad del Atlántico.
Los Valles Occidentales conforman un territorio poblado desde la antigüedad, como acreditan los numerosos monumentos megalíticos que se encuentran en las cabeceras de sus valles. El territorio ha sido testigo de la presencia romana y de parte de la infancia de Alfonso I el batallador, primer Rey de Aragón en cuya gestación desempeñó un importante papel el Monasterio de San Pedro de Siresa.
El Valle de Aragüés – Jasa está declarado ZEPA (zona de especial protección de aves) debido a la gran riqueza faunística que se esconde en sus alrededores, existiendo puntos especialmente acondicionados para la observación.
La variedad de condiciones ambientales hacen que Los Valles alberguen una gran riqueza de especies de fauna, algunas de ellas endémicas del Pirineo. Merece la pena destacar dentro de tanta diversidad al grupo de los invertebrados, de gran importancia en los ecosistemas, siendo básico en su funcionamiento y ayudando a mantener la estabilidad de los mismos.
Entre los anfibios y reptiles destacan los endemismos tritón pirenaico, rana parda pirenaica y la lagartija pirenaica. Para las aves se trata de un lugar privilegiado destacando la presencia del quebrantahuesos (especie en peligro de extinción). Entre los mamíferos, sin duda, la especie más emblemática es el oso pardo, catalogada como especie en peligro de extinción.
Destacan los pastos alpinos y subalpinos por albergar la mayor parte de las plantas consideradas raras, así como gran parte de los endemismos pirenaicos localizados dentro del Parque. Masas forestales de pino negro, haya y abeto se mezclan con especies incluidas en el Catálogo de Especies Amenazadas de Aragón (Buxbaumia viridis, por estar en peligro de extinción, y Arctostaphylos alpinus, por su calificación de especie sensible a la alteración de su hábitat).
La gran riqueza de especies dada la diversidad e importancia ecológica en la zona se debe a la presencia de tres especies calificadas en peligro de extinción, como son el oso, el quebrantahuesos y el pico dorsiblanco. Existen otras siete especies sensibles a la alteración de su hábitat, que son la nutria, la bermejuela, el aguilucho pálido, el milano real, el urogallo, la rana pirenaica, y Osmoderma eremita.
El relieve del Parque Natural, los diversos tipos de suelo, las diferencias de orientación y altitud asociadas, los usos pastorales de los pastos, el clima y las precipitaciones, tienen su reflejo en una flora tremendamente rica con unas 1.200 especies. Los bosques han sido tradicionalmente sometidos al aprovechamiento forestal y han constituido uno de los principales recursos naturales de este territorio. La influencia de las masas de aire atlánticas cargadas de humedad permite el desarrollo de fabares o hayedos y abetales, los cuales ocupan las zonas más sombrías.
En las caras soleadas prospera el pino royo o pino silvestre y los caxico o robles, mientras que el pino negro ocupa las zonas más escarpadas y altas.